Cuando oímos hablar de un diamante pensamos en un cristal transparente de gran belleza, un símbolo del lujo no apto para todos los bolsillos y cuyas propiedades más destacadas son su dureza extrema y su brillo. No tan común es oír hablar de diamantes fancy, también conocidos como diamantes de fantasía o diamantes de color. Pero, ¿qué los diferencia de los diamantes incoloros y qué los hace tan exclusivos?

Los diamantes de color, a diferencia de los incoloros (o blancos) son raros y únicos, representan solo el 0,01% de los diamantes existentes a nivel mundial. El valor de estos diamantes reside en su color y este se evalúa según dos criterios: la naturalidad del color, es decir, el tono natural (verde, amarillo, rosa, etcétera) y la intensidad del mismo (cuanto más intenso sea el color, mayores serán la rareza, exclusividad y valor del diamante).

También el peso en quilates hace que estos diamantes sean más valiosos, ya que los diamantes de fantasía tienden a ser pequeños y es poco habitual encontrar gemas de mayor tamaño. Esto hace que los diamantes de color más grandes tengan mucho más valor que los diamantes incoloros más grandes.

A diferencia de la talla de los diamantes incoloros, con el que se pretende destacar el brillo y fuego de la piedra, en la talla de los diamantes de fantasía, lo que se busca resaltar, además del brillo, es la intensidad del color. De este modo, si queremos comprar diamantes fancy, seguramente no encontraremos las formas clásicas que podemos encontrar en los diamantes incoloros.

Un pequeño inconveniente puede ser que, debido a su escasez y las características mencionadas arriba, si buscamos un diamante de un color o forma específica nos puede resultar difícil encontrarlo o tal vez tengamos que esperar. Pero la mayor ventaja es que si adquirimos diamantes fancy, sabremos con certeza que será único y exclusivo.